No se si odio al volantero o si me preocupa su falta de regulaciones.
Parte de el éxito de un negocio se da por el compromiso y dedicación de cada una de sus secciones. La promoción y el marketing no son cuestiones menores. Y dar tal responsabilidad a impúberes que están ahorrando para la lampara de sodio del indoor, parándolos horas entregando papeles a desconocidos parece bastante arriesgado. Porque no les importa un carajo de nada más que de irse al carajo, y lo más probable es que se la pasen boludeando.
Agarres el papel o no, o te interese lo que dice o no, a ellos les pagan igual y ganan lo mismo. El tema esta cuando el chico, pobrecito, siente que porque tiene un trabajo honesto es importante y quiere cumplir, pase lo que pase te va a poner delante firmemente el puto papelito con una sonrisa, haciendo caso omiso a tus rechazos, manoseandote de ser necesario para ponerlo en tus manos. O tal vez sea un impulso por la humillación e impotencia de verse ignorado 64378 vez en el día.
Puedo entender que trabajar de invisible trastorne un poco la cabeza. Así y todo, quiero romperles la cabeza cuando aún con las manos ocupadas o dentro del bolsillo, clara indicación de que NO TE LO VOY A AGARRAR, lo siguen intentando. No voy a hacerte el favor, no voy a ayudarte en y trabajo, no voy a volverte útil, y mucho menos voy a ser usuaria o consumidora de la mierda que sea que estés promocionando.
Y como nota muy muy personal, la gente del IAC de Lanús Este están primeros en la lista para el omelette cerebral.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario